Portada del famoso film, por desgracia, solo disponible en VHS
Hace
tiempo que quería hacer la crítica de este fastuoso film cadavérico repulsivo,
germinado en los más oscuros años del destape, pero concebido a pesar de todo
desde una óptica infinitesimodecimalmente más profunda que el resto de cintas
defecadas durante el período.
Y esto
es así porque la película, además de perseguir el hermosísimo objetivo
consistente en sacar mujeres desnudas a diestro y siniestro como el que se saca
mocos de la cueva en período de constipado, también persigue un bello y noble
objetivo: el de perpetuar y recalcar la importancia que ha tenido el pelo en
este país. Porque es una cosa bonita, natural, elegante, y porque todo el mundo
lo tiene en mayor o menor medida, que si no, Hacendado sacaría su línea de
pelos “for the body”.
Si bien
es verdad que el film tiene matices ciertamente influidos por el cine soviético
de Stolichnovsky, muy buen director de cine, y mejor frutero de todo su pueblo.
También se aprecian algunas reminiscencias freudianas sobre todo durante lo que
viene siendo el nudo de la película, y otras más bien kafkianas,
fundamentalmente durante el momento más apoteósico de toda la cinta, cuando
Esteso le chupa el pezón a Estela Reynols.
Porque
efectivamente, señoras y caballeros, la estrella (fugaz) de esta película, en
el ámbito femenino, es la gran Estela Reynols, que interpreta el complicado
papel de una prostituta que va de Suecia a la Costa Brava con el objetivo de
encontrarse a sí misma, viajando dentro de una furgoneta con su adorable amigo
Jacobo, interpretado por Esteso, que es el verdadero protagonista. Una de las
frases más majestuosas de la película, imbuida por esto anterior, es
precisamente la siguiente: “¡Ay Jacobo que te adobo!”.
Durante
el viaje estos dos simpáticos suecos (que misteriosamente hablan castellano que
da gusto) descubren que se aman profundamente. En el transcurso de este
descubrimiento, hacen acto de presencia cosa de 75 pechos, 98 culos (con sus
respectivas partes, lo que daría un total aproximado de el doble de medios
culos), 49 chuminos peludos y 743 piernas, todos miembros femeninos de féminas
españolas, incluso los chichis peludos que, para los ilusos, informo de que no
fueron cedidos por muchachas portuguesas. En aquella época era todo así, al
natural.
Y esto
viene siendo todo, es una película de amor, odio, rencillas entre amigos,
pechos femeninos, parajes idílicos, conflicto de intereses, maduración
emocional de personajes, culos femeninos, ropa hortera, expresiones arcaizantes
hasta decir: señores córtenme las venas que a mí no me quedan fuerzas, etc,
etc. Ah, sí, y más culos y pechos femeninos.
Cuantas
más veces veo la película (es una de esas que están en todas las estanterías de
al lado de la tele en los pueblos de toda España) más me sorprendo de que, a
pesar del éxito, su director (el mismísimo Steven Spielberg) no decidiera hacer
una segunda parte, puesto que la trama tiene un desenlace que invita a la
segunda parte, ya que no deja demasiado clara la sexualidad de la magistral
Estela Reynols, cosa que podría dar mucho juego en la secuela.
Con todo
y con esto, fantástica película, muy recomendable sí señor, muy digna, y no
creo siquiera que sea plausible ponerle una puntuación clara, puesto que la
película ha de ser visualizada para entender que no entra dentro de ningún
baremo conocido, al menos por el momento.
Fdo:
Vincenzo Lametto
Concepto en torno al cual gira la película