Tranquilos, ella no muere
Entretenida
cinta (así llaman los expertos a lo que la gente vulgar llamamos películas),
entre lo serio, lo ridículo y lo ridículo-serio; ideal para una sobremesa (es
digna de Antena 3) o para una tarde lluviosa. Vamos a atacar ya el asunto:
resulta que el veneno de víbora puede ayudar a curar el cáncer de mama (fíjate
que cosas) y como con las víboras normales no les vale, van y hacen
super-víboras con mala leche y un hambre descomunal. Se escapan
ridículo-accidentalmente y aterrorizan a un pequeño pueblo lleno de lo que
ellas, serpientes inocentes y sin conocimiento, llaman: la merienda. Entonces
los buenos van junto con los que se supone que son buenos, pero que en realidad
son malos, al pueblo a solucionar el asunto. Y pasan cosas (para no acabar de
hacer todo el spoiler que se podría). Y ya está, eso es todo. Conclusiones: graciosa
porque el protagonista es un cachondo (el prota es un tipo, no la muchacha de
la portada, pero como él no tiene pechos pues la sacan a ella, qué le vamos a
hacer), los personajes son tipiquísimos, con esas conversaciones americanas tan
graciosas que no dicen nada y te mezcla el royo de las víboras con las
historietas de la gente del pueblucho (hubo un momento durante el cual olvidé
que estaba viendo una peli de serpientes) y queda muy entrañable todo. Entretenida
porque la acción es bastante rápida (todo ocurre en un día), no se estanca en
ningún momento, y tiene cosas ridículas que no sabes si están adrede o no, pero
que la hacen jocosamente hilarante. En definitiva, todo bien, todo bueno, todo
correcto.
Nota:
7
Fdo:
Vincenzo Lametto.
Esto que parece una mujer aterrada, es en realidad un bebé aterrado
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