No es la portada, pero es muy parecida
De las entrañas de tu nevera puede surgir Freddy contra
Jason, pegarte un par de bofetadas, plantarte en el sofá y violar a tu familia
mientras te obliga a mirar.
O si no puedes encontrártela en Neox un jueves cualquiera,
sin aviso previo, y quedar prendado por su calidad encefaloplánica.
Efectivamente
la palabra encefaloplática no existe. Me la apunto como Vincenzologismo.
Cierto es que Vincenzologismo tampoco existe, la apunto así
mismo para el mismo inexistente concepto.
Y es que este film me inspira, será eso, o el cabrales que
acabo de comerme, pero intentaré con estas palabras animar al lector a verse
este coso que algunos han dado en llamar película.
Freddy es un muchachico que creció como todos, entre onanismo
y violaciones paterno filiales, en una pequeña aldea al sur de Romerales del
Monte Bajo. Su infancia transcurrió tranquila hasta que un día creció de
sopetón, y decidió mudarse a la gran ciudad, Romerales del Monte Alto, para
comenzar su vida laboral como asesino en serie, especializado en niños. Una cosa
llevó a la otra, y se acabó convirtiendo en una especie de homicida
psicotrópico, que solo mataba en sueños, muy al estilo de lo que hace hoy en
día la Duquesa de Alba. Pero al pobre, con el transcurso del tiempo, se le pasó
el arroz, y la gente acabó por olvidarlo, con lo que ya no podía ejercer su
noble profesión.
Es en este momento donde entra nuestro amigo Jason; Jason
para los amigos, aunque como no tenía amigos, simplemente se le conocía como “el
sinamigos”. Éste es también un colega del gremio de los asesinos, y aunque no
tiene malicia ninguna, entra al trapo ante la provocación de Freddy. Y es que
el pobre Jason se estaba echando la siesta del burro, cuando el golfo de Freddy
se mete en sus sueños para convencerle de que reanude sus matanzas en la gran
ciudad, con lo que él podría volver al recuerdo de la gente, y así volver a
matar chiquillos. Aunque Jason estaba de baja laboral por depresión, le sentó
tan mal que le despertaran en medio de la mañana, que se metió en faena hasta
el fondo. Hasta el fondo de uno, dos, tres, y hasta veintipico chiquillos, que
caen ante su enorme palo de hierro con filo y mango de plástico (machete,
machete, machete, machete).
No quiero desvelar el final ya que, a diferencia de muchas
mujeres en esta época del año, voy a dejar algo para la imaginación.
Si con estas breves palabras no he logrado convencerte de
que visualices el film, es que no he visualizado suficientes veces el film.
Un saludo, y no pase usted calor.
Veredicto: veni vidi vici (te enamorará, y como es lógico en
el amor, acabarás odiándola)
Fdo: Vincenzo Lametto
Queso de cabrales, que apesta tanto o más que la película
Película entera, en latino
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